Según testimonios de algunos documentos antiguos, este templo fue construido sobre otro de origen medieval, ampliado a partir del siglo XVI hasta llegar a ser uno de los más destacados templos barrocos de Extremadura. Si bien su estilo original es gótico, sus posteriores remodelaciones añadieron numerosos elementos arquitectónicos barrocos tales como su fachada y su torre, edificada en la última mitad del siglo XVIII con aires clasicistas.
La estructura del templo fue dañada en 1755 como consecuencia del gran terremoto de Lisboa por lo que tuvo que ser reparada antes de comenzar la construcción de su torre.
Un excelente e imponente retablo barroco preside la iglesia de Santa Catalina. Dispone de una forma de concha y se adapta al ábside de la cabecera del templo. Su fábrica data del primer cuarto del siglo XVIII. Realizado en madera policromada destacan sus más de 30 columnas salomónicas entre las que se sitúan las calles laterales y la central.